Es un blog para personas reflexivas. Breves frases, profundidad, decir lo que no se suele decir.
martes, 22 de febrero de 2011
El sueño de los sueños
A veces nos preguntamos si la vida diurna es lo real o es más real la vida de los sueños, de todos y cada uno de nuestros sueños, diurnos o nocturnos. Alguien puede decir que la vida real es todo, especialmente aquello que no se puede tocar, que no se puede controlar. Y que los sueños y el resto de la vida se encuentran tan imbricados, tan unidos desde todos los puntos de vista que no se puede entender lo uno sin lo otro. Cuando dejamos de tener sueños de todo tipo estamos tan secos internamente que comenzamos a morir. Y cuando fluye la ilusión, los deseos, los proyectos, aun los más locos, la vida fluye como el agua del manantial que no se agota. Quien sueña que está soñando está llegando al límite. Y puede presumir de no detenerse. Cuando tenemos pesadillas, en vez de sueños -¿O son también sueños?- estamos anclando el día a día al agujero negro de la tristeza. Jamás podemos encontrar peor consejera. Por eso, porque el fuelle de los sueños es la esperanza, los gritos de desesperanza no pueden con ella. Y para soñar soñando hacen falta muchas, pero que muchas ganas de prender la vida con la última yesca que se mantenga encendida, aunque parezca que todo se termina, porque se puede abrir la luz de par en par con una simple decisión en la mirada.
viernes, 28 de enero de 2011
FUNCIÓN POÉTICA
He vuelto a preguntar al viento, como me ha enseñado León Felipe, en qué consiste la función poética. Y no se ha estremecido por dentro, porque si te pones en disposición de escucharlo y no lo oyes, no importa, espera, llegará un momento en que no puedas soportarlo y surgirá desde lo más profundo, más allá del espacio y del tiempo, como una revelación, para crear un nuevo lenguaje en el que la vida, en sentido profundo, se manifiesta. A veces no dejamos que aflore porque estamos demasiado atados a los segundos y a los milímetros, y la función poética se acerca y se aleja tanto que nos sentimos incapaces de aceptar que fluye sin querer por nuestros poros y expresa aquellas manifestaciones que en los tiempos sagrados, como dice Gamoneda, se convertían en mitos, expresión colectiva de humanidad, inmersión mística en lo que verdaderamente es, orla de lo divino en el aprendizaje hacia el más allá porque es la parte del más acá que nos hace verdaderamente personas. ¿Cómo puede surgir, sin más, entre el ruído exagerado de la superficialidad y el etiquetado que fija un precio para que el código de barras lo interprete? El viento me dice que esa pregunta no es para él, es para tí y para mí, porque él sigue respondiendo.
domingo, 2 de enero de 2011
Los límites de la razón, lo razonable.
Las leyes de la naturaleza son inexorables. No se pueden interrumpir. Lo que sucede tiene unas causas y continúa con un proceso coherente. Otra cosa es que no lo sepamos interpretar, que nuestra racionalidad científica no tenga suficiente capacidad para entenderlas a tiempo y nos encuentre tan desprevenidos que en ocasiones se producen tragedias. Todo ello se aplica a la materia, a los objetos, incluida la Tierra como objeto.
Pero todo lo que concierne a los seres humanos gira sobre el gozne de la libertad. Y no se trata de discutir sobre las posibilidades de una libertad auténtica o limitada. Somos seres limitados y por esa razón la libertad no puede ser de otra forma. Y menos aún si tenemos la capacidad de acertar en el ejercicio de nuestra libertad. Es interesante saber que nos equivocamos muchas veces, pero por esa misma razón, lo más razonable, y valga la redundancia, es afinar en lo fundamental. La razón humana también es limitada, pero un ejercicio de la libertad que contribuya a la felicidad del mayor número de seres humanos es el mayor ejercicio de racionalidad que existe. Al menos parece razonable.
Pero todo lo que concierne a los seres humanos gira sobre el gozne de la libertad. Y no se trata de discutir sobre las posibilidades de una libertad auténtica o limitada. Somos seres limitados y por esa razón la libertad no puede ser de otra forma. Y menos aún si tenemos la capacidad de acertar en el ejercicio de nuestra libertad. Es interesante saber que nos equivocamos muchas veces, pero por esa misma razón, lo más razonable, y valga la redundancia, es afinar en lo fundamental. La razón humana también es limitada, pero un ejercicio de la libertad que contribuya a la felicidad del mayor número de seres humanos es el mayor ejercicio de racionalidad que existe. Al menos parece razonable.
sábado, 4 de diciembre de 2010
POLIFONÍA DE LA RACIONALIDAD
La característica fundamental de una orquesta es que está compuesta por diferentes voces y muy diversos instrumentos. Ni todas las orquestas tienen las mismas voces, ni los mismos instrumentos, aunque las buenas orquestas coinciden en la fundamental. El caso es que cuando hemos hablado de racionalidad hemos tenido el riesgo de adjudicársela solamente a un concepto de ciencia experimental, fundamentalmente relacionada con los objetos, a pesar de que se ha ido dando cuenta de que cada década aquellas comprobaciones eran superadas por otras nuevas y más completas. Hemos de añadir que las ciencias del espíritu aportan también una dosis interesantísima de racionalidad, pero podemos objetar algo similiar en cuanto a una palabra definitiva. La ética, el arte y la religión tienen también su partitura. E intentar excluirlos de la orquesta supone una hipoteca que nos imposibilita comprender que ya desde hace tiempo hemos definido a la persona humana como un ser racional. El problema está, a mi juicio, en que nos olvidamos del director, de la directora. Porque todas esas voces humanas e instrumentos -objetos musicales, pero objetos-, tras los que se encuentra siempre un latido humano, no pueden armonizarse y expresar su palabra -siempre parcial-, si no consienten en suspirar con ilusión tras la misma batuta. ¿En qué estamos pensando tras esta imagen?
viernes, 5 de noviembre de 2010
LA PAZ
Suenan tambores de paz en Euskadi. Los amantes de la guerra se irritan con la paz y no dejan que el olivo se pose, aunque las aguas vayan marchándose. Hablar de perdón y reconciliación -y ponerlo en práctica- hace crecer a las personas, aunque las víctimas tengan derecho a crear un arco iris propio con sus lágrimas, tan abandonadas... En el alma de la paz no hay victorias ni derrotas, porque el camino de la violencia es una derrota en quien lo alimenta, en quien lo sufre, en quien lo jalea, en quien se mantiene como espectador y no quiere mancharse las manos con posicionamientos. No hay terrenos neutros, aunque los territorios de la vida son cada vez más verdes, más azules, más ocres, y la sed de justicia no se confunde con la venganza. No es posible ya volver a la barbarie. Aun así, la paz auténtica va más allá, no es la ausencia de violencia, es un cambio de actitudes desde dentro, donde se habla de respeto, de tolerancia, de pluralismo, de convivencia, de amor, de equidad, de alteridad, de responsabilidad, de acción, de valentía, de memoria histórica viva, y de esperanza.
lunes, 27 de septiembre de 2010
COGER LA LUNA CON LAS MANOS
Ha sido como una revelación. Ha sucedido de repente, en el momento que menos lo esperaba. Yo iba a mi trabajo a primera hora de la mañana. Una madre empujaba el carrito de su niño de pocos años hacia una guardería cercana. La madre estaba pendiente de los gestos del niño y me he detenido a observarlos. ¿Por qué miraban ambos hacia el cielo? La luna era preciosa a esas horas tempranas de la mañana. Y el niño la observaba, casi llena, majestuosa entre los árboles, dorando tenuemente el cielo azul. El niño quería coger la Luna entre sus manos. La madre le contaba que no era posible cogerla, pues estaba muy lejos. El niño no estaba convencido. La madre insistía con ternura y, como el niño no terminaba de convencerse, ha proseguido su camino, empujando el carrito hacia la guardería, mietras la Luna seguía firme, alta, bella, por encima de los edificios de la ciudad. Yo estaba convencido de que era el niño quien tenía razón. Después de pensarlo en varias ocasiones a lo largo del día sigo más convencido aún, aunque cuando he llegado a mi trabajo y, al cabo de un rato, he vuelto a mirar a la Luna, ya no se divisaba en el cielo. Había desaparecido. Dicen que tiene relación con la luz, con la posición del Sol, con el avance horario. Pero yo creo que se equivocan. Ya no está el niño queriendo cogerla. Es por eso.
miércoles, 11 de agosto de 2010
APRENDER A ANDAR
Por razones que no vienen al caso, aunque probablemente alguna de ellas tiene que ver con la edad pero no se lo digáis a nadie, estoy aprendiendo a andar de nuevo. No sé si lo conseguiré. Cuando mis hijos eran pequeños me llamaba la atención la obsesión que tenían algunas personas porque alguno de ellos no aprendía a andar en el tiempo en que consideraban que debería haber aprendido. Y es que no conozco a nadie que no haya aprendido a andar, era cuestión de esperar una semana, un mes, un poco más, pero el hijo o la hija terminan aprendiendo a andar. ¡Qué recuerdos más preciosos!
El problema es que ahora uno tiene ciertos dolores precisamente porque no anda correctamente. Creía haber aprendido a andar pero la espalda, la tripa, los hombros, la cabeza, no se colocan correctamente y eso causa problemas. Si uno anda bien tiene menos posibilidades de que se le carguen determinadas partes del cuerpo y no le duelan. Pero ese aprendizaje me parece más difícil. Me han explicado cómo es, pero los resultados no terminan de ser los adecuados y, lo que es peor, creo que no terminaré de aprender a andar bien, y que iré necesitando otro tipo de apoyos para no sufrir las consecuencias de no haber aprendido a andar.
¡Con lo fácil que me parecía!
El problema es que ahora uno tiene ciertos dolores precisamente porque no anda correctamente. Creía haber aprendido a andar pero la espalda, la tripa, los hombros, la cabeza, no se colocan correctamente y eso causa problemas. Si uno anda bien tiene menos posibilidades de que se le carguen determinadas partes del cuerpo y no le duelan. Pero ese aprendizaje me parece más difícil. Me han explicado cómo es, pero los resultados no terminan de ser los adecuados y, lo que es peor, creo que no terminaré de aprender a andar bien, y que iré necesitando otro tipo de apoyos para no sufrir las consecuencias de no haber aprendido a andar.
¡Con lo fácil que me parecía!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)