viernes, 25 de junio de 2010

ALTERIDAD CONCRETA

El tema de la alteridad representa la cuestión humana fundamental. Si yo hago daño a los demás pierdo mi dignidad humana y atento contra la dignidad humana de las demás personas. En el mundo animal, a pesar de afirmaciones en sentido contrario, existe el maltrato y la depredación con el fin de conseguir la supervivencia o mantenerse en primer lugar dentro del grupo. Entre las personas humanas hay quien ha asumido la alteridad en sentido abstracto y lucha por un mundo mejor. Grandes palabras, grandes acciones. Pero en esas grandes palabras y acciones a veces se pasa por encima de al alteridad concreta, lo que el lenguaje evangélico menciona como el prójimo, o el próximo. Ningún gran objtivo puede quitar la dignidad de una sóla persona humana. Y en ese sentido nos encontramos con una contradicción, pues suponemos que para conseguir grandes objetivos hay que realizar sacrificios de otras personas, aun atentando contra la dignidad humana. Pues esa es la tarea imprescindible en nuestro mundo. Y no es que precisamente estén resueltos los problemas de las guerras, del hambre y de la pobreza, ¡Qué grandes palabras!, sino que ni siquiera hemos comenzado a entender a quien está a nuestro lado como próximo, como prójimo, todo lo más como otra persona con la que debe competir, o como cliente, o como víctima. En fin...

martes, 8 de junio de 2010

TRES DIMENSIONES

Ahora que tanto se habla de poder ver las películas cinematográficas en tres dimensiones, puede ser el momento de volverse a plantear cuál es la tercera dimensión. Porque el espacio y el tiempo son dimensiones necesarias que condicionan la naturaleza de la vida y la naturaleza humana. Eso es así. Llegar a los límites del espacio y dominarlo, y llegar a los límites del tiempo y traspasarlo es una afición humana tan antigua que no nos atrevemos ya a llamar a la muerte por su nombre. Pero esa tercera dimensión humana, junto con el espacio y el tiempo, es la conciencia. Ya sé que algunas personas consideran que se trata de una clave diferente, pero cuando hablamos de humanidad es la misma clave, y además se trata de la dimensión superior que da sentido a nuestra vida en el espacio y en el tiempo. La ética, la conciencia, la capacidad de establecer vida auténticamente humana es el summum del progreso en la utilización del tiempo y del espacio. Y si existe tanta discordancia entre el concepto de la vida y lo que significan los seres humanos es porque hemos intentando anular la conciencia, trasgredir sus límites, negar su existencia, hacer como que no existiera, pero por mucho que se la mate, existe, aquí está en este punto y aparte de nuestras vidas, que es donde tomamos las decisiones diarias.

jueves, 3 de junio de 2010

ISRAEL

Sabemos que no es fácil interpretar la historia, pero cuando más de una decena de personas desarmadas mueren a manos de gente armada no hay más remedio que poner el grito en el cielo y denominar asesinato a la acción. El hecho de que la matanza sea realizada por un ejército legalizado no sólo no justifica el derramamiento de sangre, sino que lo agrava.
La europa que hizo posible el sangriento siglo XX se horrorizó ante el sufrimiento del pueblo hebreo en la segunda guerra mundial, pero el colectivo israelita ha sido poseido por el dolor y por el miedo a perder de nuevo la llamada tierra prometida que se ha convertido en el mayor agente de inestabilidad y de injusticia del mundo. El mal lo ha poseido. Es una forma de denominar la posesión diabólica pues, al fin y al cabo, el diablo no tiene rabo ni cuernos, pero existe en colectivos humanos. Han sufrido tanto y tienen tanto miedo en su historia colectiva que reaccíonan poseídos por el mal. Hacen daño. Realizan acciones que les escandalizarían si no estuviesen poseidos de esa manera e incluso actúan como en las tragedias griegas, como si el destino les llevase de la mano hasta donde no quieren. ¿Cómo exorcizar esta situación? Sólo su propia sociedad civil, en un ejercicio de empatía hacia las víctimas que están creando, puede hacerlo. Porque el mal también se está apoderando, y poseyendo, a esas víctimas que desde hace décadas ven violadas sus casas, sus territorios, su esperanza, en un suelo lleno de sangre y de lágrimas. Y la lucha de quien está poseido por el mal contra quien está poseído contra el mal es totalmente estéril y sólo puede crear mayor dolor y expandirse. En otra terminología se le llama el maligno.