viernes, 28 de enero de 2011

FUNCIÓN POÉTICA

He vuelto a preguntar al viento, como me ha enseñado León Felipe, en qué consiste la función poética. Y no se ha estremecido por dentro, porque si te pones en disposición de escucharlo y no lo oyes, no importa, espera, llegará un momento en que no puedas soportarlo y surgirá desde lo más profundo, más allá del espacio y del tiempo, como una revelación, para crear un nuevo lenguaje en el que la vida, en sentido profundo, se manifiesta. A veces no dejamos que aflore porque estamos demasiado atados a los segundos y a los milímetros, y la función poética se acerca y se aleja tanto que nos sentimos incapaces de aceptar que fluye sin querer por nuestros poros y expresa aquellas manifestaciones que en los tiempos sagrados, como dice Gamoneda, se convertían en mitos, expresión colectiva de humanidad, inmersión mística en lo que verdaderamente es, orla de lo divino en el aprendizaje hacia el más allá porque es la parte del más acá que nos hace verdaderamente personas. ¿Cómo puede surgir, sin más, entre el ruído exagerado de la superficialidad y el etiquetado que fija un precio para que el código de barras lo interprete? El viento me dice que esa pregunta no es para él, es para tí y para mí, porque él sigue respondiendo.

domingo, 2 de enero de 2011

Los límites de la razón, lo razonable.

Las leyes de la naturaleza son inexorables. No se pueden interrumpir. Lo que sucede tiene unas causas y continúa con un proceso coherente. Otra cosa es que no lo sepamos interpretar, que nuestra racionalidad científica no tenga suficiente capacidad para entenderlas a tiempo y nos encuentre tan desprevenidos que en ocasiones se producen tragedias. Todo ello se aplica a la materia, a los objetos, incluida la Tierra como objeto.
Pero todo lo que concierne a los seres humanos gira sobre el gozne de la libertad. Y no se trata de discutir sobre las posibilidades de una libertad auténtica o limitada. Somos seres limitados y por esa razón la libertad no puede ser de otra forma. Y menos aún si tenemos la capacidad de acertar en el ejercicio de nuestra libertad. Es interesante saber que nos equivocamos muchas veces, pero por esa misma razón, lo más razonable, y valga la redundancia, es afinar en lo fundamental. La razón humana también es limitada, pero un ejercicio de la libertad que contribuya a la felicidad del mayor número de seres humanos es el mayor ejercicio de racionalidad que existe. Al menos parece razonable.