miércoles, 3 de julio de 2013

FALTAN FLORES

Hay revoluciones que cuando se tiñen con sangre emponzoñan el alma, cuando quitan la libertad ayudan a la reivindicación de los tiempos de oscuridad, cuando enmohecen o encarecen el pan dañan la salud de los estómagos y la salud espiritual. El ritmo de la revolución ha de ser tan exigente con la dignidad humana, con los derechos individuales, como con los derechos colectivos. Si no hay equilibrio no hay revolución: ni una sola flor con sangre, pero ni una sola sangre sin flores, servir agachando el cuello, pero con dignidad, sin humillarse ante nadie. Lo que pasa es que el sembrado para hacer otro mundo posible no tiene demasiadas flores. Cultivo arroz para comer, decía Confucio, y flores para dar sentido a lo que como.

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