jueves, 26 de mayo de 2016

Pueblo ave

Un pueblo, un país, es como un ave. Tiene dos alas para volar. Un ala representa la solidaridad, que es la ternura de los pueblos. El otra ala es la cultura, que tiene un parentesco con el alma de los pueblos, pero funciona cuando ese concepto de cultura vuela en armonía con la solidaridad. Así puede elevarse sobre sí mismo el ave, y vivir experiencias que reconcilian con la humanidad. Si falta una de las dos alas, o las dos, el pueblo, el país, se moverá difícilmente porque le pesa el estómago, y en todo caso disputará la comida a otras aves, a otros pueblos, con actos y argumentos tan tóxicos que nunca saldrá del propio estercolero.

UN PARAÍSO FISCAL

Un paraíso fiscal es igual a "el infierno son los otros", en expresión de Sartre. Los cuchillos de la desigualdad se afilan hoy con saña en los paraísos fiscales y en los despachos del piso cien de las grandes corporaciones que no cotizan en los países reales.

miércoles, 4 de mayo de 2016

ETICA BLANDA

Cada persona sabe qué tipo de educación moral ha recibido. Aquellas normas morales impositivas del siglo XVIII, que podían responder incluso a un sumiso masoquismo, no son las del siglo XXI. Hoy prima el vacío ético, que es lo caracteriza a la cultura predominante capitalista. La construcción de la persona en un contexto social favorable a la colectividad no es posible sin directrices morales. Los ideales, los principios, los valores se van construyendo poco a poco, a lo largo de la vida, como matriz de la personalidad, como sustancia constitutiva del sujeto. La sociedad ha de hacer una propuesta cultural, unas normas que regulan las relaciones de las personas con un modelo social. Si esas normas tienen un arraigo personal fuerte la moral es eficaz para cambiar la sociedad, si no es así, la sociedad cambia a la persona. ¿Cómo se puede dar la confianza en política y en otras responsabilidades a personas que cometen actos inmorales, que repugnan? Pues se hace, porque la ética no ha arraigado en la conciencia. En otros tiempos la religión ha arraigado convicciones éticas como no matar, no robar o no mentir. Y no hablo de una religión axfisiante o que se ha dejado manipular por el poder, que al final es lo mismo que criticamos, porque hoy, el capitalismo desplaza a las religiones, ya no se sirve de ellas como antaño, e impone su moral blanda y utilitariasta, sin arraigo, donde los valores como la competitividad, el individualismo y el beneficio a corto plazo triunfan. Así nos luce el pelo.