¿Cómo va a creer en el futuro quien todavía lleva el cordón umbilical entre las piernas, admirando el propio ombligo, sin tiempo para levantar la cabeza y ver que hay otras personas alrededor?
Ser persona es andar sobre la luz, soñar con la luz, dejarse iluminar, caminando con otras personas, sin considerarlas nunca objetos. Está apagado el mundo para quienes sufren las consecuencias de ser objeto. Se les rompen las entrañas y la esperanza con la cuenta en rojo a fin de mes, con el hambre, con la guerra, con la miseria. Y quien se sigue contemplando el ombligo tiene aún menos esperanza que quienes tienen el mundo apagado, porque la sed de luz abre las entrañas de la tierra y siembra el futuro de esperanza, aun con la luz de la propia sangre, nunca de la ajena.
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